Últimos días en STEAM Dublín 2025

¡Hola una vez más desde Irlanda… por última vez! 

Ha llegado ese momento que creíamos muy lejano cuando empezamos esta aventura: el final del viaje. Estos últimos días han estado cargados de emociones, despedidas, abrazos apretados y alguna que otra lágrima (aunque también muchas risas, por supuesto). Se nota que el grupo ha vivido algo muy especial, y que dejar atrás todo esto no va a ser fácil. Pero si estamos tristes, es porque ha valido muchísimo la pena.

Viernes 18/07 – Último día de clases… y de pañuelos

Hoy empezamos el día como siempre, pero ya con una sensación diferente: es el último día de clase, el último día de semana... y casi nuestro último día juntos. La cuenta atrás ha comenzado y el ambiente está cargado de emoción.

A la mañana, nos llega un vídeo que deja huella en el viaje recopilando todos los momentos vividos, fotos, vídeos, risas... y, cómo no, música triste de fondo, por si no fuera ya suficiente emotivo. Así que, sí, los primeros llantos no se han hecho esperar. Y entre pañuelos y abrazos, seguimos firmando banderas, recopilando dedicatorias, intercambiando redes con compañeros de todo el mundo y repitiendo esa frase que no sabemos si es verdad o consuelo: Nos volveremos a ver”.

Para acabar el día, tenemos noche de karaoke. Al principio, mucho ritmo y muchas risas, pero como era de esperar, llegan las baladas, los abrazos, las despedidas… y más lágrimas. Pero entre tanto drama, alguien logra mantener la compostura: Jon, firme como una estatua griega, sin soltar una sola lágrima. Como buen estoico, nos regala una frase digna de mármol:

No llores porque acabó, sonríe porque sucedió.”

Nos quedamos sin palabras… y con los ojos húmedos igualmente. El grupo no quiere que esto termine. De hecho, más de uno ya ha preguntado si nos podemos quedar una semana más. Ójala.



 

Sábado 19/07 – Un último adiós… y vuelta a casa

El último día ya está aquí. Toca decir adiós de verdad. Nos despedimos de nuestros compañeros internacionales, con los que hemos compartido tantas experiencias, antes de que cada uno vuelva a su rincón del mundo. Pero la despedida más inesperada y emotiva nos la da Emyliano, que nos comunica que no regresará con nosotros… Dice que no puede volver porque echará demasiado de menos su querida Irlanda. Nos acompaña hasta el aeropuerto y se despide desde la terminal 2, con un gesto solemne y una lagrimilla contenida. Nunca lo olvidaremos.

El vuelo de regreso se hace tranquilo, aunque entre el cansancio acumulado y unas pequeñas turbulencias, nadie se mueve ni medio centímetro del asiento. Llegamos a Bilbao y, desde las cristaleras, vemos las caras ilusionadas de nuestros aitas esperando noticias, abrazos… ¡y seguramente alguna bolsa de souvenirs!

Cerramos aquí un viaje que nos ha dado mucho más de lo que esperábamos: amistades, anécdotas, risas, aprendizajes y un sinfín de recuerdos que guardaremos para siempre.




 

Y así, con las mochilas llenas de souvenirs, las maletas desbordadas de ropa arrugada, y los móviles repletos de fotos (y algún que otro vídeo vergonzoso del karaoke), nos toca cerrar este capítulo inolvidable.

Han sido dos semanas intensas, en las que no solo hemos descubierto un nuevo país, sino también nuevas amistades, y sobre todo, una convivencia preciosa en la que cada uno ha aportado algo único. Hemos reído, hemos bailado, nos hemos perdido por Dublín y nos hemos encontrado entre banderas firmadas, cookies irlandesas y partidos de fútbol épicos.

Gracias por seguir esta aventura desde el otro lado. Vuestros hijos e hijas han estado increíbles. Se llevan recuerdos para toda la vida… y alguna que otra “galleta” mal cocinada.

Slán go fóill, Irlanda.

Agur... esta vez, desde el aeropuerto de Bilbao.



 

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