Lunes 14 – Lluvia, risas y rebeldía contra el mal tiempo
La mañana arrancó como ya nos tiene acostumbrados: clases, caras conocidas, rutina establecida... Ese tipo de calma que solo se gana con los días vividos. Ya sabíamos a qué íbamos, ya nadie preguntaba dónde estaba el aula, y hasta el profesor nos lanzaba miradas cómplices como diciendo "ya sois de la casa".
Después de comer nuestros packed lunch (¡que a estas alturas ya nos sabemos hasta el orden de los ingredientes!), nos tocaba disfrutar del Activity Day. Pero claro, Irlanda tenía otros planes: el cielo se nos vino encima y la lluvia se convirtió en la protagonista de la tarde.
Pero si algo tenemos claro es que ni el clima puede con nosotrxs. En vez de deprimirnos, nos sacamos de la manga juegos improvisados, charlas divertidas, y hasta hicimos nuestra propia actividad "low cost": reírnos a carcajada limpia en cualquier rincón techado. Fue de esas tardes en las que no necesitas nada más que a tu gente y buen humor.
Martes 15 – Bolera 2.0: De amateur a casi profesional
Otro día, otra mañana de clases, desayuno entre risas y esa sensación de "ya nos queda poco...". Pero no nos ponemos tristes (aún), porque por la tarde tocaba planazo: ¡vuelta a la bolera!
La lluvia seguía fiel a su cita diaria, así que repetimos bolos —pero esta vez con el modo leyenda activado. Se notó que no era la primera: ¡qué lanzamientos, qué strikes, qué estilo! Hasta los que la primera vez no daban una, hoy parecían sacados de una peli americana de los 90 con bolera incluida.
Hubo piques (sanos, claro), coreografías improvisadas cuando alguien hacía pleno, y hasta una ovación cuando una bola de esas con destino dudoso acabó tirando todos los bolos por pura magia.
Conclusión: si volvemos una tercera vez, pedimos patrocinio y camisetas oficiales.
Miércoles 16 – El gran final: examen, fútbol y un hasta pronto
Y así, sin darnos cuenta, llegó el último día de clase. Esa mezcla rara entre alivio, orgullo y un poquito de pena.
Tocaba el examen, pero como buen equipazo que somos, salimos de ahí con la cabeza bien alta. Después de tantos días, se notaba que habíamos aprendido y disfrutado.
Al salir, nos premiamos con una buena comida y un planazo de tarde: paseo por Maynooth, último shopping, últimas fotos grupales, alguna comprita de última hora (porque siempre falta algo en la maleta)… y a las 16:30, ¡rumbo a Clane!
Y allí... ¡El partidazo!
Un encuentro épico contra el equipo local, con momentos de infarto, jugadas espectaculares y hasta penaltis. Gritamos, animamos, dimos todo, y nos fuimos con el corazón a mil y una sonrisa que no se quitaba ni con lluvia.
Terminamos el día hablando de lo que se acaba, de lo que vendrá, y de lo mucho que hemos vivido. Miradas cómplices y ese clásico:
"¿Cómo se ha pasado tan rápido?"
Nos quedan 3 días… ¡y no vamos a desaprovechar ni uno!
Esto se va acabando, sí, pero aún nos quedan tres días por delante y no los vamos a vivir a medias.
Mañana jueves nos vamos a Dublín, así que preparaos para un día de ciudad, historia, tiendas, risas y nuevas anécdotas.
Seguimos exprimiendo cada minuto, porque este viaje es de esos que se quedan dentro.
Nos vemos prontito… pero hasta entonces, a vivirlo a tope.
Un abrazo desde Kildare
Naiara & Laida
