Hello otra vez!
Hoy hemos vivido una jornada inolvidable en el campamento de Lilliput, un entorno espectacular rodeado de naturaleza, perfecto para explorar, jugar y disfrutar al máximo. La aventura comenzó con energía a las 9:00 de la mañana, cuando el autobús nos recogió en Athlone. Tras una hora de trayecto lleno de expectativas, llegamos al campamento listos para pasarlo en grande.
La primera actividad del día fue un juego de orientación por el bosque. Nos dividimos en equipos pequeños de entre 3 y 5 personas, y cada equipo recibió un mapa y una tarjeta para sellar. El objetivo era encontrar los diferentes puntos marcados en el mapa lo más rápido posible. ¡La competitividad sana y el trabajo en equipo estuvo presente desde el primer minuto! Todos se implicaron muchísimo, y fue precioso ver cómo trabajaban en equipo, se organizaban y disfrutaban del entorno.
Después de esta intensa actividad, hicimos una pequeña pausa para reponer fuerzas. ¡Porque lo que venía después… era para valientes!, dividimos al grupo en dos para realizar diferentes actividades. Uno de los grupos se enfrentó al reto de la escalada con arnés, una experiencia que les encantó y que sacó lo mejor de cada uno: superación, apoyo mutuo y muchas sonrisas desde lo alto.
Mientras tanto, el otro grupo participó en divertidísimos juegos en jaulas, que incluyeron partidas de Jenga gigante, dinámicas cooperativas y un juego en el que, atados por cuerdas, tenían que lograr liberarse usando ingenio y coordinación. ¡Hubo risas, enredos y mucha diversión!
Tras una merecida comida, llegó el momento del clásico y siempre emocionante “Atrapa la bandera”, adaptado con el toque único de Lilliput. Nos dividimos en dos equipos y cada uno escondió una “bandera”, que en realidad era una camiseta naranja del campamento, en su zona del bosque. El objetivo era encontrar la del equipo contrario antes de que ellos encontraran la nuestra. Sin embargo… ¡nadie encontró nada! Parece que somos expertos escondiendo, pero no tanto buscando.
Además, en la primera ronda hubo alguna que otra trampa inocente: uno de nuestros alumnos, Gorka, llevaba una camiseta naranja puesta durante el día… ¡y se la puso encima para camuflar la bandera! A pesar de los intentos, en la segunda ronda tampoco hubo suerte. Eso sí, ¡nos reímos muchísimo!
La tarde continuó con una de las actividades más esperadas (y también más frías): ¡las piscinas de barro! Aunque no todos se atrevieron, la gran mayoría sí lo hizo, y fue, sin duda, uno de los momentos más divertidos del viaje. Saltos, resbalones, carreras y muchas carcajadas llenaron el barro de energía y buen humor, a pesar del fresquito irlandés.
Para cerrar el día con broche de oro, nos limpiamos (¡más o menos!) en el lago practicando paddle board. Nos subimos a las tablas, jugamos a tirarnos unos a otros, remamos, reímos y disfrutamos del agua en equipo.
Después de una ducha reparadora, tocó recoger y regresar. Cogimos el autobús sobre las 15:00 y llegamos de nuevo a Athlone hacia las 15:45, cansados pero felices después de un día lleno de aventura, amistad y buen rollo.
¡Nos vemos en la próxima excursión!