Y así, en un abrir y cerrar de ojos, nos dimos cuenta de que un simple mes había cambiado nuestra vida. Gente, experiencias, risas, lloros, miedos, soledad, compañerismo, superación…
Un mes en el que la unión, el vínculo entre personas ha sido más importante que cualquier otra cosa. Un mes de energía positiva, de reflexión, de cambiar la forma de pensar.
Un mes que acaba en algo tan bonito como son las lágrimas. Lágrimas por gente. Y gente que sucumbe a las lágrimas.
Como monitor, solo puedo estar agradecido. Agradecido por la actitud, agradecido por el compañerismo y agradecido por la familia que se ha formado.
Pero, como persona, como amigo, como hermano mayor, no me salen las palabras. AMOR. Puro amor. Amor por cada una de las personas que habéis formado parte de esta familia. Amor por la forma en que nos habéis apoyado. Amor por la forma en que nos habéis querido.
GRACIAS, simplemente gracias.
Gracias en primer lugar a EMY por brindarnos la oportunidad de conoceros.
Gracias en segundo lugar a las familias de acogida, por haber cuidado tan bien de nuestros niños y niñas.
Y gracias en tercer lugar a vosotros, nuestros pequeños, nuestras pequeñas. Gracias por darnos lecciones cada día, gracias por cada abrazo, gracias por cada risa, cada charla y cada paseo con vosotros/as. Gracias, en definitiva, por habernos dejado entrar en vosotros, por dejaros conocer, por confiar en nosotros.
Dejamos atrás un mes lleno de actividades, emociones y sensaciones nuevas que probablemente nunca olvidaremos. Pero dejamos delante nuestras relaciones, nuestro vínculo, nuestros lazos.
Hoy, volviendo en el bus, nos preguntábamos, abrazados, medio llorando, cómo era posible que una relación fuera tan intensa en tan solo un mes… Seguramente, el estar fuera de casa, fuera de la zona de confort y la necesidad de encajar en un grupo con el que no nos identificamos, contribuyen. Pero, aún así, es inexplicable. Inexplicable cómo del absoluto desconocimiento se pasa al cariño al máximo exponente.
No sé donde ha estado el truco, pero desde luego sé que ha habido magia. Magia entre nosotros, magia con la coordinadora de la escuela y magia en cada actividad.
Ahora es nuestro turno. Vistámonos de magos y magas y conservemos la magia para siempre.
Más que un viaje, ha sido una experiencia de vida.
Gracias chicos, gracias chicas. Gracias por existir, gracias por haber sido vosotros y vosotras mismas y gracias por haber querido regalarnos un poco de vosotros.
Hasta siempre familia. Hasta siempre familias. Hasta siempre Kildare.
Escrito por Álvaro, con todo el cariño de Itziar.