Egun on!
Ayer llegó a su fin nuestra experiencia por Bournemouth. Hoy ha sido un día un tanto raro para mí, puesto que no he tenido que bajar a la cafetería para ver que estaban todos los estudiantes desayunando y, luego, tampoco he tenido que comprobar que iban todos a clase.
Al igual que para los alumnos, para mí también ha sido una experiencia inolvidable. Cuando nos conocimos, la mayoría no nos conocíamos, pero pronto hicimos una piña. Cada uno somos de un padre y de una madre, todos distintos, pero lo más importante es que hemos sabido respetar el uno al otro.
Espero que nunca olviden una cosa que les decía una y otra vez: la diversidad (cultural, ideológica, etc.) es una riqueza.
La clave es escuchar el uno al otro y debatir de manera respetuosa. Siempre respetando a los demás y no pisoteando a nadie. Mientras estábamos en Bournemouth, se respetó esta idea y, por consiguiente, además de tener numerosas conversaciones fructíferas, vivimos un montón de experiencias juntos, dejando de lado nuestras discrepancias.
Me llevo algo de todos y cada uno de los estudiantes, y espero que yo también haya quedado marcado en sus mentes. Durante estas tres semanas he estado súper a gusto con ellos. Siempre serán mi pequeña familia de Bournemouth.
Espero que las amistades que han surgido no se deterioren con el paso del tiempo. Como muestra está mi propio caso: tras siete años (se dice rápido, pero son siete años) mantengo una estrecha relación con algunos compañeros que compartieron conmigo su experiencia dublinense.
Por último, para concluir con el blog, me gustaría dar las gracias.
Por un lado, a los estudiantes por aguantarme. Por otro lado, a los padres por prestarme vuestros hijos durante tres semanas. Y, finalmente, a EMY. Gracias por confiar en mí desde el día de la entrevista y gracias también por estar allí cuando os he necesitado. Eskerrik asko bihotz-bihotzez! (¡Gracias de corazón!),
Hurrengora arte! (¡Hasta la próxima!)
