¡¡Hola, holaaaaa Emy familia!!
¿En qué momento han podido pasar estas cuatro semanas taaaaaan deprisa? Parece que fue ayer cuando cogimos el avión en Bilbao, nerviosos y sin saber qué nos depararía este mes en Irlanda… y miradnos ahora, ¡hechos toda una familia!
Para comenzar esta última semana en Kildare, tras nuestras clases nos dirigimos al famoso Phoenix Park, en el que pudimos disfrutar de unos paisajes de ensueño rodeados de ciervos. Además, contemplamos la casa del presidente y la embajada de EEUU, los cuales se encuentran dentro del parque junto con el zoo de Dublín y el monumento a Wellington.
El martes fuimos a Malahide, una ciudad cercana a Dublín la cual está ubicada en el condado de Fingal. Recorrimos sus coloridas calles y el paseo marítimo y disfrutamos de una tranquila tarde llena de risas.
El miércoles fue día de demostrar todo lo aprendido durante este mes en nuestro examen final. A todos nos salió bastante bien y pudimos apreciar nuestra mejoría durante este tiempo aquí. A la tarde pudimos disfrutar de una mini fiesta con música y aprovechar para firmar las banderas. Hubo algún que otro lloro… ¡pero la tarde estuvo llena de risas y buen rollo!
El jueves comenzó de la mejor manera… ¡con el famoso bingo! Tras un par de partidas y trampas, pusimos inicio a nuestra tan esperada graduación y todos recibimos nuestro ansiado certificado. Tras ello, las monitoras prepararon unos EMY premios entre ellos “la persona más sonriente”, “el mejor jugador de fútbol”… y al final, nos sorprendieron con un vídeo recopilatorio de todas las experiencias vividas en Irlanda. ¡Y a la tarde por fin llegó la tan deseada discoteca! Disfrutamos muchísimo bailando y cantando todas las canciones que hemos cantado a capella durante este mes.
Todos nos moríamos de ganas de que llegara el viernes para descubrir cuál iba a ser nuestra “big surprise”, la cual terminó siendo un salida al fantástico pueblo de Kilkenny. Paseamos por sus calles, visitamos su antiguo castillo y recorrimos el paseo junto al río. Disfrutamos muchísimo y pudimos hacer alguna que otra compra de última hora.
El sábado fue el día de nuestra última excursión, la cual no podría haber sido mejor. Para empezar el día nos dirigimos a Bray, un pueblo costero ubicado en el condado de Wicklow, a 40 minutos de Dublín. Allí paseamos por la orilla del mar y disfrutamos de las atracciones en primera línea de playa. Para continuar, nos fuimos a Glendalough, un conjunto monasterial creado en el siglo VI, donde paseamos por el bosque para llegar a un enorme lago en el cual pudimos disfrutar de unas vistas de ensueño.
Y llegó el domingo… el día que ninguno quería que llegara, la tan temida despedida. Fue un día lleno de emociones, lloros y recuerdos. Tras unos cuantos controles aleatorios, nos montamos en el avión con destino Bilbao. Disfrutamos de los últimos momentos juntos riéndonos y rememorando todo lo vivido este mes. Al llegar a Bilbao no pudimos contener las lágrimas… y normal, nos lo hemos pasado taaaan bien durante nuestra estancia. Hemos podido conocer a gente maravillosa a quien ya podemos llamar amigos. Esta experiencia ha terminado de la mejor manera posible, siendo un grupo unido y con mil millones de vivencias juntos.
Muchísimas gracias a todos por hacer que estas cuatro semanas hayan sido increíbles, por ser un grupo tan bueno y por haber dado lo mejor de vosotros en todo momento. ¡Os deseamos todo lo mejor y que disfrutéis de lo que os queda de verano!
Un abrazo y muchísimos besos,
Sara y María.